La reciente masacre cometida por el estado de Israel el pasado 26 de diciembre en Gaza ha servido, por desgracia, para desvelar las verdaderas intenciones respecto a este conflicto del próximo presidente de los Estados Unidos, Barak Obama. Su compromiso público, en plena campaña electoral, con la defensa a ultranza de Israel, compromiso realizado en su visita a este estado, en julio de 2008, ya fue la primera señal de continuidad respecto a la política tradicional de Estados Unidos en este asunto. En el mismo acto, Obama hizo también unas declaraciones en las que afirmó su intención de pararle los pies a Irán, en referencia a su industria nuclear, cosa que sabe como miel en los labios a los jerarcas israelíes. El nombramiento de un judío sionista (recalco lo de sionista, para que no se me confunda con un vulgar antisemita) como jefe de su gabinete supuso la confirmación de que el primer presidente afroamericano de la historia está más que dispuesto a escuchar las demandas de los israelíes en su política exterior.
Pero la gota que colma el vaso ha sido su postura, como decía al principio, en referencia a la matanza de más de 280 palestinos a manos del ejército israelí. El acuerdo con la administración Bush en este aspecto es total. Ninguna condena a Israel por sus crímenes de guerra (ni de los actuales, ni de los pasados), ni la más mínima sugerencia de que debería medir su fuerza para evitar tales masacres, ni un solo comentario de solidaridad con las víctimas, tan sólo la cobarde afirmación de que únicamente Hamas es la responsable de la matanza, ya que Israel se limita a defenderse de unos cohetes que, en los últimos tres años, han logrado matar a once civiles israelíes, mientras que el saldo de muertos palestinos por el ejército de Israel desde el año 2000 es de más de 5000, entre ellos casi 900 niños. Aunque el propio Obama no ha abierto la boca estos días (está de vacaciones, el hombre), su consejero, David Axelrod, ha hablado por él, y ha dicho lo mismo que el gobierno de los Estados Unidos: el ataque israelí es una respuesta al “bombardeo” de Hamas. A este tipo le preguntaron si Obama pensaba, una vez fuera presidente, apoyar a Israel tanto como Bush. La respuesta fue que Obama iba a mantener la “relación especial” que existe entre su país e Israel. Sobran los comentarios.
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