Comidas y cenas copiosas, ricas en grasas y con alto contenido en proteínas, consumo de alcohol excesivo (el más elevado del año), pocas horas de sueño... Ya está aquí la Navidad, y el organismo sufre las consecuencias de los abusos. Por ello, los expertos aconsejan moderación en cada una de las cuatro o cinco celebraciones que, de media, disfrutará un ciudadano medio a partir de ahora y hasta el 6 de enero.
“Se bebe y se come más, a destiempo y tomando alimentos inadecuados”, explica Ángel Lanas, presidente de la Asociación Española de Gastroenterología. “La gente que está siguiendo un régimen lo suele dejar, y quien está controlado por tener altos niveles de colesterol, se abandona. Y todo esto acaba pasando factura”, advierte el experto. “En estas fiestas se acaba perdiendo el control de todo”, agrega.
En este contexto, el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, Jesús Román, recomienda “usar la lógica” y aprovechar los huecos que hay entre celebración y celebración para comer más ligero y “reducir el consumo de alcohol a cero”.
Vegetarianismo ocasional
“Tenemos que aprovechar para hacernos vegetarianos en el resto de las comidas, con una dieta rica en fruta y verdura, para que el sistema digestivo descanse de tanto acúmulo de alimentos ricos en grasa y del alcohol”, explica Román.
El ejercicio diario se convierte en estos días en otro aliado para el metabolismo, y también para mantener la línea, ya que los excesos de las fiestas pueden suponer, según Román, acabar después de Reyes con dos o tres kilos de más. Pero en ocasiones las consecuencias son más serias, y se traducen en un aumento de la demanda de tratamientos por problemas digestivos y de urgencias relacionadas con el consumo abusivo de alcohol.
En este sentido, el secretario general en Andalucía de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), Antonio Berlango, calcula que en estas fechas crece en torno a un 20% el número de casos de intoxicación por alcohol que llegan a los servicios de urgencias. El problema se da, sobre todo, en los fines de semana de las vacaciones de Navidad y en los festejos navideños propiamente dichos, cuando no son infrecuentes los casos de coma etílico, sobre todo en los adolescentes.
Máximo consumo de alcohol
No en vano, en estas fechas se da “el pico más alto del año” en consumo de bebidas alcohólicas, según indica Pilar Larrea, responsable de Responsabilidad Social Corporativa de la multinacional Diageo, propietaria y distribuidora de muchas de las principales marcas de whisky, ron o ginebra.
Esta empresa ha puesto en marcha una campaña en medio millar de locales nocturnos, mediante carteles y patrullas de informadores, para concienciar sobre las consecuencias del consumo abusivo de alcohol.
Esta ingesta excesiva se traduce también en un aumento de los accidentes de tráfico, ya que muchos conductores, sobre todo de mediana edad, cogen el coche “sin haber bebido mucho, pero sí lo suficiente como para no poder conducir”, destaca Berlango.
En cuanto al tópico de que el alcohol es digestivo, sobre todo tras una comida copiosa, Lanas explica que lo único que ocurre es que la absorción se produce de forma más gradual, pero al final hay que digerirlo de todas formas. “El alcohol no ayuda a digerir nada, salvo en el caso del vino o la cerveza en cantidades muy moderadas, e incluso en este caso tampoco hay nada claro al respecto”, sostiene el especialista.
En lo que tiene que ver con los trastornos digestivos por comer demasiado, como el reflujo esofágico o la dispepsia, la gente suele esperar a que acaben las fiestas para acudir al médico. Lanas destaca que en enero aumentan las consultas, ya que en su opinión “se pretende corregir a posteriori los excesos realizados.
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