Todos alguna vez nos hemos preguntado o imaginado cómo sería nuestra vida siendo sordos, ciegos, si nos faltase una pierna, si estuviésemos en una silla de ruedas, etcétera. ¿Pero alguna vez se han imaginado cómo se vive siendo tartamudo? Háganse a la idea de que hoy por la mañana, cuando se levanten, alguien les ha puesto un esparadrapo en la boca. La sensación es la misma y la diferencia está en que ustedes se puedan quitar el esparadrapo y nosotros no podemos del todo. Pongamos algún ejemplo más.
Tiene 9 años, ha estudiado la lección durante toda la tarde. Llega la mañana y la profesora decide que le ha tocado a usted. Ahí llegan el silencio, las risas y todas las miradas clavadas en el tartamudo; entonces decide que lo mejor será hacer como que no ha estudiado. ¿Usted sabe cómo se siente un tartamudo siendo el centro de las burlas de todos sus compañeros de clase? Tiene que ir a comprar el pan, hay dos personas delante, pero detrás hay otras tres. Llega de nuevo el miedo y entonces deja pasar a todo el mundo hasta que se queda solo con el panadero, será mejor hacer el ridículo delante de una persona que de cinco y encima, cuando llega su turno, el panadero se ríe porque no le sale lo que quiere decir. Frustrante, ¿a que sí? ¿Usted sabe cómo se siente un tartamudo cuando llama por teléfono y el que está al otro lado cuelga porque piensa que era una broma?
La tartamudez es como un monstruo que se apodera de uno y no le deja en paz, le pides que se vaya, pero es inútil. La tartamudez, señores, es muy dura, echa por tierra todas las ilusiones, amores, esperanzas, deseos... de la gente que la padecemos. Reflexionad un poco. Yo pregunto:
-Un tartamudo quiere presentarse a las oposiciones para ser policía. ¡Sorpresa! No puede, la tartamudez es una de las causas de exclusión, sin importar su grado o el destino. ¿Por qué? ¿Por qué entonces se nos niega a veces el certificado de minusvalía?
-¿Por qué la logopedia no entra en la Seguridad Social, de la que tanto presumimos? (...).
Hoy es el día internacional del conocimiento de la tartamudez. Con esto que estoy contando ya la conoce un poquito más. Ahora sólo hace falta poner algo de su parte, si algún día se encuentra conmigo, déjeme acabar mi frase. Soy tartamudo, no mudo. Dé más importancia a lo que quiero decirle y no a cómo se lo digo (...)
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